¿Qué diferencias hay entre el conceptismo y culteranismo barroco?
Con el objeto de seguir el principio barroco de sorprender al lector, la poesía barroca se caracteriza por su dificultad: imágenes rebuscadas, oraciones construidas con hipérbatos forzados… En esta dificultad barroca se han visto dos tendencias o corrientes: el conceptismo y el culteranismo.
El conceptismo barroco de Quevedo
El conceptismo barroco de Quevedo da más importancia al fondo que a la forma. Esto lo consigue con un léxico racionalista que es contrario al de las emociones. Asimismo, pretenden transmitir vivencias o imágenes de orden intelectual y conceptual, de ahí toma el nombre esta corriente barroca.
La poesía de Quevedo, o parte de ella, también muestra un contenido profundamente moral o ideológica con una cierta tendencia e buscar la concisión y la precisión. También es cierto que esta corriente busca operar especialmente sobre el pensamiento abstracto, para lo cual se sirve de ingeniosos juegos de palabras para producir impresiones intelectuales.
El culteranismo barroco de Góngora
A diferencia de Quevedo, Góngora (como precursor del culteranismo barroco) se preocupa más por la cuestión formal del lenguaje. Para ello, hace uso de cultismos, vocabulario ornamental y exageradamente ostentoso. Lo que pretende con su poesía, en gran parte, es hacer una transmisión de una imagen subjetiva del mundo.
Cabe destacar que el culteranismo trata de captar principalmente las cuestiones externas apreciables por los sentidos y se representa a través de un gran uso de metáforas e imágenes sensoriales, coloristas y musicales. Todo ello se expresa con un recargamiento en las formas (a menudo exagerado y ostentoso) que tiene una finalidad meramente ornamental.
Más características y semejanzas de conceptismo y culteranismo
A pesar de las diferencias entre conceptismo y culteranismo, ambas corrientes emplean las mismas figuras retóicas, como son la metáfora exagerada, el hipérbaton y la hipérbole. Entre Góngora y Quevedo existió una fuerte animadversión que llegó incluso al terreno personal, quizá porque ambos fueron genios que ofrecieron distintas respuestas al desconcierto de la época que les tocó vivir.
Por ello se dice que, más que dos estilos opuestos, fueron dos poetas radicalmente enemistados.